Fáciles de mantener, longevas y muy decorativas. Así son las drácenas, estas bellas plantas de largas hojas verdes y porte arquitectónico, parecidas a las palmeras. En tu centro de jardinería las encontrarás de muchos tamaños, desde muy altas hasta mini, y en numerosas variedades.
A pesar de que no son muy exigentes, las drácenas ganan belleza con los años si se les brindan ciertos cuidados. Luz abundante, el riego adecuado y temperatura cálida y estable son básicos para su buen desarrollo.
Sus hojas estilizadas y elegantes las convierten en plantas de interior ideales para iluminar cualquier rincón de la casa.
Algunos ejemplares adultos incluso dan flores en forma de varas estrelladas de tono crema y aroma muy intenso, como la Dracaena fragans, o tronco de Brasil, aunque lo habitual es que la floración sea insignificante o inexistente.
QUÉ CUIDADOS NECESITAN
• Luz y emplazamiento.
A pesar de que no son muy exigentes, para que las drácenas puedan ganar belleza con los años hay que dispensarles ciertos cuidados. Luz abundante, riego atinado y temperatura cálida y estable son básicos para su buen desarrollo. Es imprescindible elegir un lugar bien iluminado para que las de follaje matizado, sobre todo, no pierdan su color. En general no admiten, sin embargo, el sol directo. Un buen emplazamiento es junto a una ventana orientada al norte. Si se sacan al exterior en verano, que sea siempre a la sombra. Y cuidado con las corrientes de aire: las detestan.
• Riego y humedad.
El exceso de agua provoca pudriciones, pero el estrés por sed hace que se sequen las puntas de las hojas. El riego deberá ser moderado, y sin dejar que el sustrato (debe ser poroso) se seque del todo. Sin embargo, a las drácenas sí que les gusta un ambiente húmedo: se puede conseguir pulverizando sus hojas un par de veces a la semana con agua; colocándola muy cerca de un humidificador, o simplemente situando el ejemplar sobre un platito con agua y guijarros. Conviene quitar el polvo que se acumula sobre las hojas.
• Temperatura.
Se les deben evitar los cambios bruscos de temperatura y procurarles entre 20 y 25 grados. A mayor calor, las exigencias de humedad serán también mayores.
• Abono.
De vez en cuando les viene bien un abonado, sobre todo cuando son ejemplares adultos que llevan años en la misma maceta; la carencia de nutrientes podría paralizar su desarrollo o provocar la aparición de brotes raquíticos.
• Trasplante. Si son ejemplares jóvenes, cuando asomen las raíces por los agujeros del tiesto deberán ser trasplantados a uno mayor, con mucho cuidado de no dañar el cepellón.
• Plagas.
Aunque son plantas muy resistentes, en momentos concretos las drácenas pueden sufrir el ataque de alguna plaga. En los ambientes resecos (provocados por la calefacción o el calor estival) en particular, la araña roja, el pulgón lanígero, las cochinillas e incluso los thrips pueden invadirlas. Todas estas plagas se controlan fácilmente fumigando con un insecticida y aumentando la humedad.
• Multiplicación.
Al igual que las yucas, las drácenas son muy fáciles de multiplicar: lo más sencillo es cortar esquejes del tallo —preferiblemente en primavera o verano— y ponerlos a enraizar en un tiesto con turba y arena, o simplemente en agua en el caso del tronco de Brasil. Deben mantenerse en un lugar ligeramente iluminado, sin descuidar la humedad del sustrato. En poco tiempo emitirán brotes.